martes, 21 de febrero de 2012

¡ROMERALES, NEUTRALICEMOS AL ENEMIGO!



-¡Capitán, son un montón y van armados hasta los dientes!
-¡Pues se jode, Romerales, no podemos dejar que el enemigo avance ni un milímetro! ¡Si no hay orden y  respeto estamos perdidos Romerales! ¡Que se infiltre uno de sus hombres!
- No pueden, Capitán, todos tienen barba.
-¿Cómo que todos tienen barba? ¡Pero dónde vamos a llegar! ¿Esto qué es la Policía Nacional o el ejército de Pancho Villa?
- A ver, Capitán, no tienen barba pero se intuye.
- ¡No me joda, Romerales, no me diga que no tiene algún novato con pinta de pipiolo!
- ¡Capitán, es que la horda enemiga está llena de individuos de doce años!
- ¡A los doce años nosotros teníamos las pelotas negras, Romerales! Haga lo que sea necesario, pero estos demonios no se van a salir con la suya. ¡Calefacción... no te jode! Ahora quieren calefacción en las clases, ¿qué van a pedir después, papel higiénico? ¡Nosotros nos limpiábamos el culo con piedras del campo, así se forja el carácter!¡Incaute cualquier objeto susceptible de ser lanzado, Romerales!
- Capitán, es que ahora las reglas son como de goma, se doblan y son blandas. No sé yo si eso se puede considerar un arma peligrosa.
- Cualquier cosa en manos de esos verdugos es un arma peligrosa. A saber lo que pueden hacer con un borrador y una barra de plastilina. Que hoy en día se aprende a hacer una bomba en internet Romerales. Usted y yo no, pero estos entienden todo lo que leen. Y hablando de leer, ¡a tomar por culo todos los libros que lleven encima! Decimos que nos los estaban tirando y ¡santas pascuas!
- Capitán, a ver si nos van a llamar luego los de siempre y nos cargan a nosotros con el muerto, que ya sabe usted que cuando llega la hora de la verdad se lavan las manos.
- Romerales, tú a lo tuyo, a hostiar a esos subversivos, que de la periquita ya me encargo yo. ¡Esa no tiene ni puta idea!

CONVERSACIONES CON LOS OTROS


"¡Hay que vé, Anamari! ¡Hacerme esperar el día de mi entierro! Claro que no tengo nada mejor que hacer, pero toda esta gente aquí, esperando en la puerta..."
"Hija, y qué quieres que haga si tu sobrino ha decidido convertirse en Fernando Alonso. ¿Pero es que no sabéis lo mío con las coordenadas?"
"¿Pero no tenías un TomTom?"
"Pues sí, pero le puse Cementerio y me ofreció Calle del Cementerio. Yo se lo compré y me encaminé toda confiada, pero en un momento saltaron mis alarmas internas de perdida permanente, y me dije a mí misma: esto está muy lejos, a ver si hay más de un cementerio..." 
Efectivamente, paré en un bar y un pobre hombre intentó dibujarme un plano de cómo llegar al otro cementerio, que era para verle. Dándole vueltas al papel. Vamos que parecía yo. Le dejé terminar porque le había puesto tanta ilusión que me daba pena decirle que todos sus esfuerzos eran absolutamente inútiles conmigo.
Así que acabé como siempre, al teléfono con tu hermano Paco que nos llevó divinamente. Al llegar a la puerta, pensé: "Menos mal, hemos llegado justo a tiempo, la están sacando del coche". Pero no, había unas doscientas personas esperándome a mí... Te imaginamos descojonándote de risa "¡Ay, qué Anamari!"...
No dejo de pensar en ti cada día, y hasta ahora mismo me he sentido incapaz de volver a pensar en algo gracioso que contar aquí, porque tú me leías y te reías y me dabas temas... ¿Estás bien? Me gusta pensar que sí, que estáis ahí las dos juntas sin parar de hablar, en ése sitio en el que las dos creíais. No me quiero imaginar a las demás ánimas precipitándose al vacío en busca de la ansiada paz eterna.
Os echo de menos. Cuidaos la una a la otra. Y echadnos un ojo a nosotros, que buena falta nos hace.
Os quiero.
Anamari.