lunes, 27 de diciembre de 2010

VEINTE AÑOS NO ES NADA...













(c) Napaboy

Cuando yo me jubile, a los 67 años -de momento- habré cotizado exactamente 25 años más que mis antiguos compañeros, esos que había que mandar a casa para aligerar la carga de la televisión pública y que se han ido con 52; y 22 más que los cuerpos de seguridad del Estado, que creo se prejubilan a los 55, porque deben tener condiciones físicas especiales. Creo que una de las reivindicaciones de los Controladores Aéreos en su nuevo convenio, es también la prejubilación a los cincuenta y pico, con el 100% de su sueldo (que no es moco de pavo). También se ha hablado de CajaMadrid... Total, que vamos a quedar cuatro viejos chochos currando para un regimiento, y vosotros me diréis, si ya no me acuerdo dónde guardo las bragas, dentro de veinte años, no me quiero ni imaginar dónde acabaré cuando intente llegar al trabajo.
¿No les dará vergüenza a los controladores de cincuenta y pico ir a vigilar las obras de los agüelillos de 70? ¡Ah, no! Que ellos organizarán viajes del chupi-inserso a las Islas Fiji, y se operarán continuamente hasta que esto sea un sinsentido y botones de 80 años lleven las maletas a ociosos con pinta de treintañeros trasnochados.
Lo malo de todo esto es que peor no se puede hacer y que viene Rajoy sí o sí, bueno si Esperanza no espabila, que eso está todavía por ver. A ella nada le gustaría más que ser la primera First Lady bilingüe con First Lord consorte. Y nos vamos a enterar de lo que vale un peine. No habrá ni Sanidad ni Educación públicas, y, por fin, seremos como los Estados Unidos de América antes de que intentaran imitarnos. ¡Qué paradoja!

sábado, 25 de diciembre de 2010

¡FELIZ CACADELAVACA!


















Esta Navidad me ha llegado muy como de repente. Mira que yo soy de cantar villancicos desde primeros de noviembre. Hubo una época de mi vida en que la odiaba, coincidiendo con un gran cataclismo. Luego se me pasó el cabreo y me reconcilié con las luces, los árboles y el Jingle Bells. Y ahora me suele gustar. La gente sonríe más, de acuerdo, tienen un poco cara de tontos, pero ¿qué más da?
Este año, cuando ya estaba lanzada al villanciqueo ocurrió algo muy triste que todos conocéis, y se fue al carajo el espíritu navideño. Todavía ha ocurrido algo más justo la semana pasada, y, la verdad, no he podido dejar de pensar en la gente más cercana a los que se van, y no puedo ni imaginar cómo habrán pasado la noche. Supongo que apagando la televisión como primera medida, porque eso de que sea obligatorio estar alegre es una presión insoportable.
Mi Navidad, en realidad, creo que ha sido la semana pasada, cuando todos los primos quedamos para celebrar el cumpleaños de mi primica, la que se fue. No estábamos todos, pero recuperamos parte de nuestra infancia y recordamos todas las gamberradas de los pepes, que eran un no parar. No pude dejar de pensar en algo. Si ella no hubiera desaparecido, no me habría molestado en hacer el viaje para la fiesta, y, sin embargo, la cena le habría encantado con todos sus amigos y primos juntos hablando de ella, riendo, llorando, cantando. Así que he decidido no dejar nada pendiente. Cuando piense en llamar a alguien, simplemente, llamaré. Cuando vas dejando las cosas porque no es el momento, a lo mejor, ya nunca lo es.
Solo espero poder volar a Frankfurt para Fin de Año, porque tal y como está la cosa, igual no puedo ir, o voy y no puedo volver, o me quedo congelada en el aire...
De momento, le cojo prestado el árbol gótico a Rebeca para desearos a todos Feliz Cacadelavaca.

lunes, 13 de diciembre de 2010

JO, QUÉ NOCHE!













Todo empezó hace unos días. A punto de empezar una segunda tanda de curro desenfrenado me pongo mala de morirme con un catarrazo del 15. Así que el día anterior a la grabación voy a la farmacia y le pido a la señora algo para los mocos, para echarlos. ¿Tienes muchos? Muchísimos. ¿Cómo son? Horrorosos, tirando a verdes (Simón no leas esto), y me duelen los pómulos. Uy, uy, uy, eso es principio de sinusitis. Toma este jarabe, esnifa agua y bébela también (la esnifada no, otra limpia). Así que, por la noche, de regreso a casa con mi compañera de piso en el asiento trasero, paro un momentito en segunda fila delante de la farmacia y entro a comprar suero fisiológico y un jeringón de 20 ml. para metérmelo a chorro. Al salir, bajo jovial el bordillo, actividad, a priori, nada peligrosa. ¡Ja! El asfalto tiene un bollo y mi pie acude a él como mosca al panal, el tobillo cede (como siempre) noto un dolor insoportable, y caigo hincando las rodillas en la calle. Y empiezan los juramentos: ¡Me cago en la puta, otro esguince! ¡Me cago en la puta! ¡Señora está bien? (¡Qué señora ni que niño muerto! ¡Cómo voy a estar bien! ¿no me ve de rodillas en el suelo jurando en arameo?) Todo esto lo pensaba yo, que la pobre señora estaba preocupadísima por mí, y no le iba encima a soltar una grosería. Así que levanto la vista y veo a mi hija encerrada en el coche, golpeando los cristales con sus manitas y cara de susto: ¡Mamáááá, Mamáááá! Un novelón venezolano. De repente recuerda que las ventanillas traseras son manuales y la baja deprisa: Mamá, ¿qué ha pasado?. Nada cariño, sólo es un esguince. ¿Otro? Me vuelvo y la acera está llena de señores mayores que lo habían visto todo desde un bar: Si la hemos visto, sólo ha bajado el bordillo... ¡Ya te digo, como si a mí me hiciera falta algo más que un bordillo para hacerme un esguince.
En fin, que cogí mi kit básico de accidentada: bolsa de frío, antiinflamatorios, nueva tobillera que me compra Rebeca, y me aclara por fin cómo se pone. Que tengo otras dos iguales, y me las llevo poniendo mal 15 años (no sólo yo, que le pregunté al último fisio que me trató y tampoco sabía, el muy tarugo). Así que consigo que el pie no se hinche y todo queda en una pelota de tenis junior en el tobillo que voy controlando. Sobrevivo a la grabación y el domingo decido hacer la colada. Pero la lavadora decide morirse. La pobre ha tenido una larga e intensa vida, pero... ¿justo ahora? Espero a que venga mi hija de su estancia paterna para que me acompañe. Compro el mismo modelo (porque esta me ha durado 14 años, que está muy bien). A la cama. Me duele la barriga. ¿Quieres vomitar? No, pero me duele. Pues ponte tu cojín. Toma un barreño por si te dan ganas de vomitar y no llegas al baño. Vale. Cuatro de la madrugada. ¡Mamá! ¡Dios qué susto! Lo siento no he llegado al baño. No te preocupes cariño, ¿estás bien? Métete en mi cama. No me preguntéis cómo, pero lo único que no tenía arroz tres delicias en la habitación era el barreño y la niña. Así que cierro la puerta para que no se expanda el aroma, pero ya no pego ojo pensando en los 57 kilos que pesa el colchón si tengo que quitarle la funda para lavarlo. A las seis, nueva andanada. Así que ya me levanto empiezo a limpiar como una loca y encerrarlo todo en bolsas a la espera de la nueva lavadora, que va a tener un estreno a lo grande.
¡Dios, qué ganas tengo de que llegue el 31 para darle cerrojazo a este añito de los cojones! En Alemania... y sin cerveza... ¡qué horror!

sábado, 11 de diciembre de 2010

CARTA A MIS ÚLTIMAS VÍCTIMAS







Queridos todos,
Me ha gustado tanto trabajar con vosotros que estoy muda de la emoción, y no quiero oír esa tontería de que grito mucho. Espero que lo hayáis pasado la mitad de bien que yo. Nos pueden perseguir, atosigar, acorralar... pero mientras no nos roben la risa, todo irá bien. Al final, el trabajo es sólo trabajo, pero si te rodeas de gente estupenda, se hace mucho más agradable. Siento haber sido un poco pesada, pero me han dibujado así.

Sobre todo siento el mal que le he dado al pobre Recogiíto, y a sus chicos de amianto, ésos que se pasan la vida a 50º y todavía son capaces de reírse.


Y a Simón debo pedirle disculpas por contarle con pelos y señales la naturaleza de mis mocos, pero es superimportante controlarlos, que he tenido un principio de sinusitis con la tontería. Además, que no te hacía tan tiquismiquis viviendo como vives en Morata, hijo.

A mis niñas, qué decirles, Rebe con sus diseños decora nuestras vidas, a parte de cantar por peteneras esos minutados que hace, dignos de estar colgados en un museo de lo bonitos que son. A la pequeña Idoia (¡cuidadito con las rimas!): siento haberte lanzado al ruedo a lo bestia, pero no hemos podido dedicarte el tiempo que merecías, porque ninguno lo hemos tenido. Y Carmen, que nadie sabe lo que hace hasta que no está (¡no te vuelvas a ir a la India en tu vida!).

A los cámaras, espero que hayáis tomado nota de todas nuestras conversaciones sobre sexo, porque ayudará mucho a vuestras novias. Virginia no necesita tomar notas porque ya lo sabe todo.

A Sonido, gracias por ponerme el karaoke para hacer las esperas menos aburridas. Y a todos, mil gracias porque a veces se me olvidaba incluso que estuviéramos trabajando.


El 31, justo antes de las uvas, pensaré en todos vosotros y tendré una sonrisa de oreja a oreja.


Por cierto, creo que hemos terminado. Podéis recoger. ¿O no Carmen?

jueves, 9 de diciembre de 2010

HIJAS DE DIVORCIADAS DESQUICIADAS



Mi hija me ha preguntado que cuándo le voy a dejar tener un blog, y, aunque sé que tiene muchos fans, le he dicho que cuando vaya al instituto. Aunque creo que en realidad lo que le interesa es tener un videoblog. Hace un par de días ha encontrado la cámara de video y se dedica a grabar reportajes continuamente. ¡Cuánto daño ha hecho España en el Recto! Primero grabó un mensaje de Feliz Cumpleaños para su hermana. Teniendo en cuenta que su cumple es en julio, tú me dirás. Pero ella no graba a palo seco. Ella coge su pizarra, escribe Felicidades en colores, me pide que la grabe y que avise, vamos, que le dé acción. Entonces finge terminar de colorear la última letra, se vuelve a cámara y se hace la sorprendida: "Hola, Patricia, hace ya tres años que nos conocemos.... ".
Luego me hace una entrevista, pero se la prepara: "Mamá, ¿cómo se empieza una entrevista". ¡Ay, hija mía, si más de uno supiera eso, no se cargarían tantos programas como se cargan! "Hola, Ana. ¿Cuáles son tus hobbies?" "¡Que me dejes!", se vuelve la cámara hacia sí misma, tipo 'Mi cámara y yo': Ahora es que no está de buen humor, pero normalmente es muy maja, si estás interesado en conocer a la solterona desquiciada, bueno en realidad es divorciada desquiciada, pero es solterona desquiciada, llama al ...... y seguro que te atendemos, pero no sé de qué humor."
Al día siguiente viene el reportaje sobre el árbol de navidad. "Hola, estamos poniendo el árbol de navidad y os voy a enseñar cómo va todo. Primero ponemos las luces. Bueno las pone mi madre". "Que no me grabes que estoy gordísima". "Pero si estoy sacando sólo las luces"...
"Creo que voy a ser presentadora, porque se me da fenomenal". Dí que sí, hija, que total, para lo que hay por ahí...

miércoles, 8 de diciembre de 2010

VOLVER...















Cuesta tanto volver a la normalidad cuando algo gordo te sacude... Te parece que ocuparte de cosas poco importantes es como traicionar un poco a los que se van, pero lo cierto es que la vida sigue y se construye con pequeñas cosas, algunas más tontas que otras. Esta semana, por ejemplo, he entrado en contacto absoluto con la tontería, pero he sobrevivido gracias a Bananarama, que es un trío que hemos montado para sobrevolar por encima del divismo sin dejar que nos afecte.
Me he perdido el mogollón que han montado los controladores y, debo decir, que no tengo una opinión muy clara al respecto. Primero la tenía, pero luego me llegó un blog de una controladora que dice más tacos que yo por minuto, y me hizo cierta gracia, pero no me terminó de convencer. Conozco indirectamente el caso de una controladora, y diré:
1. Hacen ostentación constante de la megapasta que ganan, así que no pueden decir que nadie inventa nada, igual alguien ha exagerado, ya sabemos cómo funciona el teléfono estropeado, pero a mí me ha llegado 12.000 euros mensuales. ¿Os lo han bajado a 10.000? Mucha gente se apañaría con eso. Y no empecemos con la cantinela de que somos la recontrapelota, porque los médicos, por ejemplo, también lo son, y ahí les tienes, fugándose a la privada porque en la pública, desde luego, no se está por dinero, y el que esté, se equivoca.
2. Se supone que trabajan en turnos de 4 horas, porque el nivel de concentración que requiere su trabajo, y la cantidad de vidas que pasan por sus manos en ese tiempo, así lo requieren. Hasta ahí bien. Pero, parece ser, y siempre digo parece ser, porque es lo que me cuentan, que no he hecho yo guardia en esas garitas, que intercambian turnos y los doblan para luego disponer de días libres. Si esto es cierto, la pregunta es: ¿en manos de quién estamos cuando volamos? Sea por decisión propia o porque les obliga la patronal (que en este caso parece ser el gobierno, ya que les ha militarizado), ¿estamos en manos de personas mentalmente agotadas, cuando vamos tan felices por el aire degustando esas delicias de plexiglás a precio de club de gourmet?

Si cada uno, según el gobierno, gana el doble de lo que merece, a lo mejor deberían formar a más gente para que no sea un cuerpo de élite, sino, simplemente, una profesión, que sepa desempeñar un amplio grupo de personas que puedan sustituirse normalmente para que cada uno tenga su descansos y pueda acompañar a sus padres cuando les operan. ¿Eso les interesaría? ¿Trabajar la mitad a mitad de precio?

El problema de todo esto, es que están consiguiendo que nos comamos vivos unos a otros. Como todo está fatal, la gente que tiene trabajo debe estar tan agradecida, que tiene que renunciar a todos sus derechos con sumo gusto porque hay largas colas de trabajadores en paro deseando ocupar su puesto. Así que estamos regresando al pasado en el DeLorean a la velocidad de la luz y da miedito.
Voy a seguir pensando en todo esto, entre bolas y carracas, porque sigo siendo madre y en Navidad mandan los niños.