La primera vez que oí gritar a Rebeca fue el 6 de diciembre de 2001. Yo había ido a hacer una sustitución en Gente y creo que monté un sumario en toda la tarde. En uno de mis paseos oí gritar a una tipa como una posesa que quedaban tres minutos para algo. No pongáis esa cara, os recuerdo que yo no me oigo desde fuera, y desde dentro parezco totalmente normal. Sólo me doy cuenta de lo exageradísima que soy cuando me graban.
Volví a verla en noviembre de 2009. Hacíamos un típico especial navideño y me enteré de que estaba doblando jornada para que una compañera suya pudiera estar conmigo. Me pareció un gesto tan generoso que en cuanto pude la saqué del arroyo de los magazines y hasta hoy... que ha vuelto, porque ella ha querido, poniéndome los cuernos con otro!
Rebeca es, sobre todo, corazón, y por eso se pone la última en su lista de prioridades. Por delante estamos todos los demás. Hasta muchos que no se lo merecen en absoluto. Le puedes confiar tu vida, porque la guardará con más cuidado que la suya propia. Cómo será, que le confío a mi hija y hace que saque nueves con ochos...
Luego tiene su enfermedad, esa que le hace combinar compulsivamente la sombra de ojos con la bolita del pendiente y la punta del zapato, pero, qué le vamos a hacer, nobody is perfect!
Este año le ha cambiado un poco la vida. Yo creo que a mejor, porque está más guapa que nunca. Pero todo tiene su precio. Ahora tiene una cocina como el resto de los mortales: diminuta. Sin embargo poco a poco está descubriendo que ahí también se pueden cocinar auténticas exquisiteces.
Estos últimos doce meses hemos reído, llorado, cantado, bailado, bebido (yo menos porque estoy intentando resucitar a la maciza que vive dentro de mí). Me está tratando mi diógenes y casi ha conseguido erradicarlo (aunque necesito supervisión continua).
Y hemos rematado con un catering digno de cualquier empresa del sector: hummus, guacamole, empanada, tarta de zanahoria... Hasta photocall!!
Ni siquiera esas cancelaciones el mismo día del evento (que ya os vale!) han conseguido empañar la fiesta de las fiestas.
Querida Rebeca: este año es el primero de otros muchos muy felices en los que solo iremos a mejor. Y espero, algún día, poder combinarlo todo todo todo todo, exactamente como tú.
MUCHAS FELICIDADES!
Y ahora, tu tema favorito. Un, dos, tres y...
Y ahora, tu tema favorito. Un, dos, tres y...