martes, 27 de julio de 2010

VACÍO






















Volar, subir a 10.000 metros y allí... saltar, dejarse llevar, flotar, dejar que te atraiga la gravedad, la ley, la de las cosas que has hecho, las que has dejado de hacer, lo que has dicho, lo que callas, lo que gritas sólo para ti, para que nadie más lo oiga. Todo lo que dejas de decir te atenaza, te estrangula, lucha por salir y te impide seguir.
Caer, seguir cayendo, al vacío, sola, flotando, haciendo piruetas, buscando el fondo, viéndolo con deseo y temor a la vez. Caer, sin red, sin impulso, sin ganas de encontrar obstáculos, aunque sean tu salvación.
Caer, sólo caer, y, al final, quizá... descansar.

CRÓNICAS MURCIANAS. ATERRIZANDO













Ilunsentia (ugocuesta)

Después de inesperados cambios de rumbo en mi vida profesional, emprendo camino a tierras murcianas para intentar olvidarme de un montón de cosas y personas, recordar muchas otras y redescubrir quién soy.
El viernes, recién entregado el paquetito, nos vamos a comer. Conseguí cambiar Pizza Jardín por el Ribbs, que no es que sea un gran cambio, pero estoy de la pizza Mamma Mía hasta el forro de las pestañas. Y, con la sinceridad que nos caracteriza, tenemos la típica tierna conversación de reencuentro:

YO: Te he echado de menos. Bueno... los primeros días no... ni las primeras semanas...
ELLA: Yo tampoco... pero luego sí.
YO: Claro, luego sí, como la tercera o cuarta semana. Vamos a planear las vacaciones que luego pasan volando.
ELLA: Cuando vaya a empezar el cole, tenemos que ir de compras para estrenar un modelito el pimer día de clase.
YO: ¿Te parece que te he comprado pocos modelitos? Tienes la maleta llena y el armario también. Tú me dirás dónde guardamos la ropa cuando acaben las vacaciones.
ELLA: ¿Ves? ¡Ya no te echo de menos otra vez!

CONCLUSIÓN: su amor por mí depende proporcionalmente de las veces que le dé la razón y la cantidad de ropa que le compre.
Total, que no merece la pena preguntarse mucho si lo estaré haciendo bien, si le dedico suficiente tiempo, o si prescindo de hacer cosas que me apetecen en lugar de estar bailándole el agua el día entero.

Emprendemos viaje el viernes tarde sin avisar. Nos esperaban el sábado, así que decidimos dar una sorpresa entrando sin llamar a la puerta. Y la sorpresa nos la llevamos nosotras, porque no hay un solo ser consciente en la casa. La única persona presente está en la cama a las 11 de la noche (que tiene cojones en pleno mes de julio) porque ha decidido madrugar para hacer deporte. Así que nos sentamos con dos palmos de narices pegadas al ventilador, para intentar disipar esa humedad pegajosa que te ataca cuando llegas al mar. Y van llegando, y la mejor bienvenida es la del único murciano del grupo, que, como bien sabéis, nos dice: ¿Es que habéis venío?
No, papá, enseguida llegamos y os damos una sorpresa llamando al portero.

jueves, 22 de julio de 2010

MAREMÁGNUM












El huracán
Annie Leibovitz

¿Alguna vez te has visto en el ojo del huracán? Bueno, en realidad, creo que justo en el ojo del huracán hay calma, pero no entiendo cómo lo saben. ¿Quién ha tenido los cojones de atravesar esa locura de torbellino para ver que en el centro se está bien, y salir ileso para contarlo?... Pues yo me encuentro más bien en lo que viene a ser el remolino. Con fuerzas centrípetas y centrífugas tirando de mis brazos y piernas, pidiendo: ven, quédate, vete, hazlo, déjalo, quiero volver, te necesito, me sobras, eres genial, eres un asco, estás monísima, adelgaza, ríe, no hagas ruido, alegra esto un poco, entra, sal, decide, no decidas todavía, lo puedes hacer, no lo hagas, esto es poco para tí, no puedes hacer tanto... ¡Aaaaaaaahhhhhhhhhhh!
Sólo quiero desaparecer, robarle la capa de invisibilidad al repelente niño vicente de gafotas redondas, coger mi pullpush y correr mar adentro hasta otro continente. Bueno, tendré que pensar en mi apéndice. Sí, he de reconocer, que después de cuatro semanas, y habiéndome bebido seis bares, ya me apetece estar con ella. Lo que no sé es cuánto me durará esto, pero la idea de sestear a la orilla del mar, justo cuando la marabunta deja de rugir con un buen libro al lado (o malo, que son los mejores para la playa) para los escasos momentos de consciencia, es lo único que me salva de caer definitivamente en la locura.
Fffffffffffffffffff (Espiración profunda). Ya.

domingo, 18 de julio de 2010

VILLA PARAÍSO





Hace una semana estuve en un sitio impresionante. Bueno sólo hace falta ver la foto. Es el refugio en el que Abel se esconde para escribir. Dice que sólo se concentra allí, pero el día que yo estuve no hizo ni huevo, supongo que fue para comportarse como un perfecto anfitrión.
Me he acordado justo ahora, porque hoy hace un calor en Madrid que no hay quien se mueva. Llevo todo el día pegada al ventilador semi-inconsciente, y de repente me he dado un paseo por Facebook y he visto la nueva foto de Abel en su último día. Espero que haya acabado su libro, entre martirio y martirio a las pobres perritas (shhh! ellas no saben que son perritas, las chiguaguas creen que son popstars y los otros sus guardaespaldas).
La maravillosa casa de los hermanos Robledo está junto a un pantano, y han hecho la piscina de mis sueños: entras por una pequeña playa de escalones y se pierde en el horizonte con el agua y las montañas, de forma que cuando nadas parece que te vas a precipitar en el vacío. El jardín es una maravilla y aunque sepas que hace un calor de muerte porque oyes gritar a las chicharras como descosidas, sopla un agradable viento todo el rato. Y si con eso no tienes suficiente, remojón.
Pasamos un día estupendo disfrutando del dolce far niente. Abel y Alberto discutían constantemente sobre cine... y sobre todo. Mientras, Pablo, como si no pasase nada, me tranquilizaba: "Esto es siempre así". Luisito entraba y salía del agua y las perritas sesteaban a la sombra, hasta que Abel las obligaba a meterse en el agua y mejorar su estilo, ¡angelitos, qué paciencia!
Así que ahora que he descubierto su escondite secreto, no están a salvo de mí. Aunque supongo que ellos estarán bien tranquilos porque saben que yo nunca llego a la primera a ningún sitio.

miércoles, 14 de julio de 2010

15 DE JULIO














Hace treinta y muy pocos nació una monada, creo que en Madrid, y, seguramente, se pasó los primeros años poniendo las paredes de su casa pingando con las manitas llenas de pintura.
Desde que descubrió la existencia de la cámara fotográfica se dedica a recopilar trocitos de realidad aquí y allá. Pero no cruda realidad, sino realidad tamizada por una imaginación tan desbordante que no le permite pegar ojo. El cerebro de Laura es como el corazón de los altos hornos, nunca se puede apagar porque sería costosísimo volver a ponerlo en funcionamiento. Por eso, en las raras ocasiones en que pierde la consciencia, la máquina sigue dale que te pego y mezcla lo que ha vivido, con lo que teme vivir pasando por las pelis, los libros, los viajes y los problemas de sus amigos. Porque por mal que esté, siempre tiene un hueco para coger su bici, estampanarla escaleras abajo, y coger las de Villadiego camino de la casa del desesperado en cuestión.
Laura y yo intercambiamos periódicamente los papeles de madre e hija. A veces, se convierte en la tía Laura y ayuda a mi hija a adentrarse en el peligroso mundo del estilismo más vanguardista. O juega a las enfermeras y viene a preparar una suculenta cena, ignorando con muy buen criterio mis ladridos hormonales. Y, últimamente, hemos compartido momentos de conjunción interplanetaria. No hablo de la presidencia de turno de Zapatero, que también, sino la final de la copa del mundo en un garito muy fashion lleno de modernos futboleros.
En fin, que hoy por la noche iremos a celebrar la llegada al mundo de éste angelito con cara de niña buena y alma de payasa, a la que nada hace más feliz que ver a todos contentos. Y por eso iremos al karaoke, nos subiremos al escenario y haremos el ridículo sin ningún pudor, porque a los que la queremos, nada nos gusta más que ver su sonrisa seductora.
Eso sí, no se os ocurra subir a Facebook ninguna foto suya de perfil.


lunes, 12 de julio de 2010

¡¡PUDIERON!!














Realmente odio el fútbol. Primero porque no lo entiendo, aunque he oído hablar del fuera de juego, y sé que se trata de meter goles. Pero, además, es que me resulta muy aburrido. Tampoco conozco las reglas del baloncesto, y puedo ver un partido sin que me parezca un coñazo. No hablo yo de jugar, porque éso seguro que está bien, pero verlo... y por la tele... Para empezar el campo es muy grande. Deberían jugar en la mitad de lado a lado, todo sería más fluido.
Dicho esto, por supuesto he visto varios partido de este mundial, los tres o cuatro últimos, y, desde la más absoluta ignorancia os digo que sólo me pareció interesante el de Alemania. Pero esta aversión al deporte rey no me ha impedido apreciar la ola de emoción que ha cubierto el país. Hay algo curioso que ocurre en los garitos donde quedan grupos de amigos a ver los partidos. Los desconocidos hablan y ríen, sufren y gritan, y si todo acaba bien, como esta vez, hasta se abrazan y se besan.
La final la vi con unas amigas, nada futboleras tampoco. Laura, con la que he visto varios, gritaba al tuntún ¡uy, uy! indiscriminadamente, ante la desesperación de los aficionados de verdad, y yo comentaba, sobre todo, el estilismo de los árbitros. ¿Por qué los árbitros sudamericanos se suben los pantalones hasta las axilas? ¿Temen que se les caiga el tremendo paquetón? También hablábamos de nuestro top ten de macizos (no creo que llegue a ten) y casi todas coincidimos en que Xabi Alonso es nuestro Míster Mundial. Por supuesto el momentazo de la final no fue el gol del pobre Iniesta (que disparó pensando en los penalties de después) sino el besazo que le arreó Casillas a su chica, con la satisfacción del deber cumplido... en ambos casos. Porque, no lo neguéis, todas hemos soñado alguna vez que algún tío haga algo así por nosotras. Los hombres no son muy dados a muestras espontáneas de efusión sentimental, y ver un tío hecho y derecho, que acaba de hacer feliz a decenas de millones de personas (que se dice pronto), a punto de llorar de emoción, besar a su novia, a la que todo el mundo ha puesto a parir sólo por ser su novia, es lo más sexy que he visto yo en mi vida.
En fin, y ahora... ¿qué nos queda? ¿Quién se va a tragar el coñazo del debate del Estado de la Nación?: "Hemos ganado el Mundial a pesar de usted, Sr. Zapatero" "Por mucho que les duela, el mundial se ha ganado bajo el gobierno socialista, Sr. Rajoy".
Señores míos, el mundial lo han ganado 23 jóvenes con las pelotas más grandes de Europa. Y, por si no se han dado cuenta, llevaban todos la misma camiseta, la de la Selección Española, fuera y dentro del campo. ¿Podrían hacer ustedes lo mismo? ¿Ponerse la misma camiseta y trabajar juntos para que salgamos de este atolladero en el que ustedes mismos nos han metido? ¡Hala, a currar, que ya va siendo hora!

ESPAÑA °º¤øº¤ø España ø„¸¸„ø¤º°¨España¸„ø¤º°¨ ¨°º¤øº¤ø España„¸¸„ø¤º°¨¨°º¤øº¤ø España ø„¸¸„ø¤º°¨España ¸„ø¤º°¨¨°º¤ø

viernes, 9 de julio de 2010

ADORO A EWAN MCGREGOR












Yo antes apenas reparaba en la existencia de Ewan McGregor obnubilada como estaba por George Clooney, como todos sabéis a estas alturas. Por eso, y porque le faltaban dos hervores. Pero ahora es un hombre hecho y derecho y se ha terminado de cocer como actor. En Los hombres que miraban fijamente a las cabras, ya apuntaba maneras. Por no hablar de cómo canta en Moulin Rouge, aunque ahí teníamos que aguantar a la mohína de la Kidman, que en aquél momento empezaba a experimentar con el bótox, y ahora está que te pone la misma cara echando un polvo que asistiendo compungida a un funeral.
Ayer vi The Ghost Writer, que aquí han traducido como El Escritor, aunque debería llamarse El Negro, no el negro de Mandela, sino el de Ana Rosa Quintana, y McGregor está para comérselo y luego llevarle al "Hall of fame de las grandes estrellas clásicas de todos los tiempos". La película recuerda al mejor Hitchcock en todo su esplendor (yo es que soy muy fan de Hitchcok y sus castings), y me podía imaginar a Ewan perfectamente integrado en Con la muerte en los talones, o en Cortina rasgada, y a Cary Grant o Paul Newman en The Ghost Writer, con esa pintilla que los dos sabían tener de looser algo desaliñado que nunca pierde el estilo... Vamos, que he disfrutado como una enana y me hacía falta porque hace dos días lo pasé fatal en Mammoth o "Los ricos superpijosalgogrungies también lo pasan fatal", y no me salí porque va contra mis principios. Y mira que me gusta también Gael García Bernal, aunque sea para llevarlo colgado del bolso (pobre, le faltan dos palmos que si no sería una superstar). Pero no pasaba NADA, y, sobre todo, la forma en que no pasaba NADA era insoportable. Los dos pobres protagonistas se esforzaban un montón en sufrir continuamente intentando dar carne a dos personajes sin fuste. Menos mal que había una niña encantadora (Sophie Nywide) que iluminaba todos sus planos y a la que pienso seguir la pista.
Pero no quiero quedarme con el tremendo tostón del martes, prefiero recordar a McGregor, con su barbita de dos días y esos ojitos azules que serían capaces de conseguir que hiciera cualquier cosa. Incluso dieta.


jueves, 8 de julio de 2010

¡QUÉ PESADO ES USTED, SR. CUESTA!











¡Odio las reuniones de vecinos, por muy necesarias que sean! Bueno, en general odio todas las reuniones, porque yo soy de esas personas que creen que si puedes decir algo con cinco palabras es innecesario ampliarlo hasta quince sólo para adornarlo. Si quieres adornar tu vida, escribes un blog y punto, pero no convocas prisioneros de guerra que están condenados a escucharte, porque sólo consigues que te escuchen bajo coacción.
Dicho esto, os contaré que la última reunión de vecinos era para explicarnos que el despido del portero que llevaba 18 años en la finca nos ha costado 50.000 euros, que el portero suplente nos ha demandado por jubilarle sin previo aviso y que probablemente haya que cambiar el portero automático. Vamos, que la cosa va de porteros. La primera vez que vi el extracto del presupuesto de la comunidad en la que se explicaba que el portero nos costaba unos 40.000 euros anuales, estuve tentada de solicitar la plaza. Pero luego pensé en lo pesados que somos todos en general, y algunos vecinos en particular, y se me quitaron las ganas.
Cuando me mudé a la casa en la que vivo, en el año 3 A.C. (en realidad fue en el 97, pero me encanta exagerar), fue todo muy precipitado. Vendimos la anterior y tuvimos que repartir los muebles por varias casas de amigos, a los que estaré eternamente agradecidos, mientras nos quitaban el gotelé (odio el gotelé). Así que hicimos la mudanza justo antes de vacaciones, ayudados por los mismos amigos. Gracias otra vez.
Cuando volvimos bien relajaditos de la playa, empezamos a colocar los muebles. Afortunadamente mi hija no existía, porque si no todavía estaríamos en ello. Al montar el mueble del salón faltaba una pieza de 1,20 por 1,20, o sea, nada pequeña. Empecé a llamar a todas las casas-almacén para ver si se había quedado por ahí perdida y nada. Como última intentona pregunté al portero suplente (el titular ha estado de baja el 80% del tiempo de contrato, creo que de ahí su despido, aunque a mí me parecía bien simpático), y no había visto nada.
A finales de octubre, o sea, tres meses después de la mudanza, vi en el techo del baño lo que parecía ser una mancha de humedad (que resultó ser una antigua gotera que surge cuan cara de Bélmez cuando te das una ducha caliente), y le dije a mi entonces marido: "Sube al segundo que hay una mancha de humedad en el baño".
Bajó al medio minuto con cara de terror: "No sabes lo que he visto". "¿Un muerto?". "No, ni te lo imaginas, sube". Él no era muy de gastar bromas, así que subí corriendo, y... allí estaba, nuestra estantería de 1,20 por 1,20, mirándonos con reproche, embaladita desde el mes de julio en su plástico de burbujas (que no hay nada que me guste más que envolver cosas). "¿Qué hacemos?" "¡Cómo que qué hacemos, hijo mío, llevarla a casa, que ya va siendo hora!"
La cosa fue como sigue: Alguien se equivocó de botón y dejó la estantería en el descansillo del segundo. Los vecinos del segundo se acababan de ir de vacaciones y dejaron la llave al portero. Éste vio el mueble tan bien envuelto que creyó que lo acababan de comprar y se lo metió en casa. Cuando los vecinos volvieron de vacaciones se encontraron un mueble que no era suyo en el pasillo y lo volvieron a sacar al descansillo. ¡Todo esto sin que nadie cruzara una palabra con nadie!
¿A que parece un guión?
Lo mejor de todo, es cuando se lo cuento al portero, y me dice: "¡Ah, es que como usted me dijo una estantería, a mí una estantería se me figura una cosa pequeña que se cuelga en la pared!". ¡Tócate los pies!. A ver cómo sale el juicio, no quiero ni imaginarme sus argumentos.

sábado, 3 de julio de 2010

BIG PARADE


















¿Eres de los que todavía piensa que no es necesario un día del orgullo gay? Te entiendo, yo antes pensaba lo mismo, porque a mí jamás me ha importado el sexo de la gente que va de la mano por la calle, ni el de la que se besa y se demuestra amor o deseo en público. Pero yo, parece ser, no soy normal. Todavía, estando en el siglo en el que estamos, hay gente que insulta, acosa o, simplemente, mira mal.
Y por eso, y alguna otra cosa, es necesario que, al menos un fin de semana al año, la calle pueda ser de aquéllos que aman, besan y abrazan a los de su mismo sexo.
Pero, vamos a ver, ayer estuve en las fiestas, y nadie impedía a las parejas de distinto sexo besarse, abrazarse y meterse mano. Lo que nos viene a decir que, este fin de semana, la calle es de todos, como debería ser siempre.
Otra cosa es quejarse del ruido, que podríamos discutir. O del olor a pis, que sí, es realmente asqueroso, pero la alegría que se vive en la calle estos días justifica cualquier pequeña molestia que podamos sufrir. Y los vecinos de Chueca dirán: ¡claro, tú no vives aquí y duermes bien a gusto, no?. No tanto. Cuando llegué a casa a las tres de la mañana, mis vecinos de arriba estaban dando un fiestón en toda regla, pero, ¡qué le vamos a hacer! Otros días me toca a mí.
Total, a lo que iba, que me disperso, si te quedan dudas sobre la necesidad de luchar por la visibilidad, plantéate una situación hipotética:
Eres una chica normal y corriente, con un novio normal y corriente, pero no les puedes decir a tus padres que sales con él, porque les parecerá fatal, sólo porque es un chico, sin saber cómo es ni a qué se dedica, ni si te quiere o no. Tampoco se lo puedes decir a tus amigos, porque van a hacer lo mismo que tus padres, ni a tus compañeros de trabajo. No le puedes saludar con un beso, porque todos te miran mal y te hacen sentir incómoda, no podéis ir abrazados por la calle, porque sientes la presión externa. Es una mierda, ¿verdad? Pues hay gente que se siente así siempre. ¿Podemos descansar peor un fin de semana por ellos? Sí, ¿verdad?






Si quieres leer algo interesante, conmovedor y entretenido sobre el tema, busca este libro de uno de mis mejores amigos, Marce Rodríguez.

viernes, 2 de julio de 2010

DESIDIA
















Querido Daniel:
Porque tú me lo pides me obligo a escribir cuando en realidad lo que me pide el cuerpo es tirarme en la cama como la pobre Marianne Sägebrecht en Zuckerbaby, venga a comer pasteles enamorada de su conductor de metro. Como el año que se estrenó esa peli tú todavía te comías los mocos, te aconsejo que la busques, que seguro que en Alemania cuesta 3 euros, y te la pongas alguna tarde moñas de ésas que tenemos todos.
¡Mira que es rara la vida! Con toda la gente que conozco en persona, que me anime un montón alguien a quien nunca he visto, tiene cierta gracia. Y que tu padre me siga, también. Sr. padre de Daniel, que sepa usted, que ha educado muy bien al chiquillo, que además de guapo le ha salido listo y gracioso. ¿Qué más se puede pedir? ¡Ya firmaría yo para que mi bruja fuera como él de mayor!, que está entrando en una etapa muy difícil, con ésa preadolescencia que les da ahora a los 10 años, que me recuerda a mí misma cuando tenía 14. Porque como mi hija me dé la adolescencia que le dí yo a mi pobre madre, me suicido en grupo yo sola.
¿Habéis oído alguna vez ésa frase muy de abuelas "que Dios no te dé lo que puedas aguantar"? Pues me lo ha dado.
Pero ahora, como está martirizando a su pobre abuela paterna, voy a dejar de martirizarme yo a mí misma pensando en el futuro, y a disfrutar de las semanitas de rodríguez que me quedan.
Daniel, amor, espero que nos conozcamos en persona alguna vez, y que la magia no desaparezca.
Besos otoñales del mes de julio.