martes, 9 de octubre de 2012

ESA CHICA QUE CUMPLIÓ 50 EL OTRO DÍA


Hace 30 años, allá por el pleistoceno, yo trabajaba en la Marina Mercante (¡sí, has leído bien!). Estaba en mis 20 toda pimpollosa e inmortal, como se creen todos los jóvenes. Un día en el lavabo oí hablar a dos funcionarias mayorcitas mientras yo hacía pis: 
- ¿Sabes algo de Loli?
- ¿Qué Loli?
- Esa chica que se jubiló el año pasado...
Nunca he olvidado esa conversación y la he contado mil veces. Al principio me hacía mucha gracia. Salí corriendo del baño a contárselo a todos mis compañeros, más o menos jóvenes como yo. Pero hace unos meses volvió a mi cabeza con una perspectiva muy distinta. Cuanto más cerca estaba mi cumpleaños, más vueltas le daba a... ¿qué soy, exactamente? ¿Si alguien me pidiera que me definiera, qué diría? ¿Soy una señora de mediana edad, como corresponde? Pues no. Cuando pienso en mí, pienso en una chica extrovertida, un poco tocapelotas, de buen fondo y mala uva. Claro que en cuanto abro los ojos y me incorporo, lo de chica empieza a ponerse en duda. Lo bueno de tener la espalda jodida desde temprana edad, es que no asocias los dolorcillos al paso del tiempo. Lo malo, es que van a peor.
Mi abuela, pasados ya los 80, me dijo un día: "Yo ya no estoy bien, me he levantado esta mañana con un dolor de cuello..." "¿Me estás diciendo que hasta hoy no te había dolido el cuello al levantarte???? ¡ya te vale abuela!"
Total, que me he plantado en mis 50 con la cabeza mucho peor que la de mi abuela en sus 80. ¿Pruebas? Para celebrarlo decidí llevarme a mi hija a Londres, pensando que si estaba fuera de España igual el tiempo no se daba cuenta del día que era y no me atrapaba. Eso, y que quería que algún día ella pudiera decir: "La primera vez que vine a Londres fue con mi madre y me encantó". Y fue todo muy bien, hasta la hora de volver. Llegamos al aeropuerto con tiempo suficiente, como le gusta a mi hermana la pequeña (porque cayó un tormentón de mil demonios, justo cuando acababa nuestra hora de hamaca en St. James Park). "Quizá llegamos un poco pronto, ¿no?" (Bueno, en realidad dije: Maybe it's too soon, isn't it?). "Sí, exactamente un día pronto, estos billetes son para mañana"...
Así he entrado en los 50, a lo grande, pasando una noche en Gatwick, mi hija jugando a los agentes secretos del FBI, inmortalizando a los pobres conductores que buscan gente con carteles con nombres, yo leyendo literatura barata (por muy en inglés que sea)... Sólo espero que no empiece a olvidarme de llevar bragas.

P.S. Saludos a mis fans. Lo sé... lo sé... pero no llego... no llego...