Hoy hemos tenido día de chicas total. Balneario en la sierra madrileña. Una pasada. ¡Qué pena que estuviera lloviendo! Hemos sido cocidas y ultracongeladas alternativamente a lo largo de hora y media larga, para terminar en una sala de relax llena de cotorras y mantras tecno. Nada de esto ha impedido que la pequeña Marta se quedara frita como una patatita. Marta no tiene ni un gramo de grasa en el cuerpo, y lo del frío le viene como mal. Yo, sin embargo, llevo mi manta de foquita natural y me protege bastante.
Lo de tener un balneario a menos de una hora de casa está muy bien. Bueno, menos de una hora para la gente normal, a mí me lleva siempre un poco más, porque yo no entiendo muy bien las señales, ni los mapas, ni los itinerarios de Google maps. Yo tenía un Tom-Tom y lo perdí, o me lo robaron, no sé muy bien, pero el caso es que me pasaba el día discutiendo con la señora y desde que no lo tengo soy feliz, y me pierdo lo mismo. Laura ha dimitido del puesto de copiloto en cuanto ha podido, porque no entiende que me ponga supertensa cuando me pierdo, sobre todo si voy tarde.
Como hemos salido con dos horas, hemos llegado a tiempo, y el sitio era maravilloso, pero estaba cayendo la mundial, y nosotras sin paraguas o similar, Mada con sus patitas de pollo. Mada es una estupenda copiloto porque no se altera y sabe leer los mapas. Yo, a parte de no saber leer los mapas y no tener conciencia de dónde está el sur, ni de dónde vengo, tengo tendencia a seguir y seguir, como si fuera a llegar por arte de magia a mi destino.
Los balnearios tienen un problema, y es que están llenos de parejas y algunas dan asquito. Nos hemos encontrado a un par que se metían juntos en la ducha del circuito ¡por Dios! Y no eran quinceañeros, pasaban de largo los treinta, y se morreaban en los chorros, ¡qué ganas de vomitar! Alguien debería aclararles que lo del fin de semana romántico se refiere a lo que se puede hacer al terminar los tratamientos en lo que vienen a ser las habitaciones. Además eran feísimos los dos. Como diría mi hermana Alicia "así no se estropean dos parejas".
A parte de estas pequeñas cosas, lo demás ha sido un éxito. Hemos salido muy relajadas y con un hambre atroz, así que hemos buscado el sitio más cercano para tomar una carnaza y nos hemos puesto hasta las trancas. Martita, que está en los huesos, se ha apretado unas migas y un chuletón a cámara lenta, que me ha dejado ojiplática. Mada, sin embargo, que tambien es XS, come como un pajarito, y eso ya no me da tanto coraje. Laura y yo una cosa media, pero claro, con estas sesiones lo de adelgazar, como que se me va a demorar un poco, así que al final tendré que acabar yendo al endocrino quiera o no, porque si no es bajo presión yo no funciono muy bien.
Después de un paseo pasado por agua disfrutando de los colores del otoño (no sé por qué la gente habla tanto de la primavera, los colores del otoño son infinitamente mejores y a Laura le gusta más) hemos vuelto a Madrid, depositado a Madapatasdepollo en su esquina, y las niñas han bailado como locas en mi salón, que se baila igual que en el Fabuloso pero sin humo ni modernos.
En fin, un día guay. Qué pena que nos hayamos perdido Regreso al Futuro, y que la hermana travero de Michael J. Fox haya muerto en 2005. ¡Tías, otro finde hay que ir a pernoctar, o sea!