lunes, 28 de noviembre de 2011

RAMONTXU














Para la mayoría de la gente Ramontxu es una capa española dando las campanadas. Para mí ha sido un compañero y un amigo. Ramón, además de buena gente, es un profesional como la copa de un pino. Yo le he visto en un Grand Prix presentando una prueba mientras sujetaba con una mano los tarjetones de los datos y con la otra corregía la trayectoria del cámara de su corto, que era nuevo en el programa y se piraba antes de tiempo. Ramón y yo hemos mantenido conversaciones con los ojos durante el ¡Qué Apostamos!, como aquélla vez en la que la Obregón le hizo a Brigitte Nielsen la única pregunta que no se le podía hacer sobre un atropello y le dio a Nielsen un parraque y se puso a llorar desconsolada, que era para verla, dos metros de tía sollozando como un bebé gigantesco, y mientras intentábamos que volviera al famoso sofá Ramón hablaba y hablaba del sexo de los ángeles, y me miraba, y esa mirada decía: "¡Cabrona, no me hagas hablar más, que esto no cuela ni como incontinencia mía!", y yo le respondía con otra frase muda: "Tío, lo siento, es lo que hay, si quieres me pongo yo a hablar y tú mueves el plató". Yo era regidora y tenía 2.500 metros cuadrados de plató para mí solita y un aforo de 500 hooligans, que de dónde íbamos a sacar ahora 500 personas que aplaudan entusiasmadas a una excavadora que abre botellines de mahou... Y después de aquellas tremendas palizas, todavía teníamos cuerpo para irnos de gin tonics de Bilbao (en vaso de medio litro) en un garito cuyo nombre no recuerdo, en pleno barrio de Salamaca, donde le insultaban de vez en cuando por ser vasco... ¡anda que...!
A Ramón le quemaron en TVE porque salía hasta en la sopa. Y se lo decíamos... "Tío, para un poco" Pero es hiperactivo, es lo que tiene, lleva currando desde su infancia y no va a parar hasta que sus dos princesas le pongan firme y le digan: "Papá, se acabó lo que se daba. Llévame a la discoteca y luego te llamo para que vengas a recogerme". Y se le caerá un río de baba y las llevará donde ellas quieran.
Ramón cumple hoy 50 tacos (Ups! Igual no querías decirlo.... ¡no creo!). Y eso no es malo, si no fuera porque detrás de él vamos una recua de degenerados que hemos compartido mantel, plató, barra, pista de baile (él no, Ramón sólo mira, menos mal que Patricia se baila también lo suyo)... Que los próximos 50 sean para ti tan buenos como estos y que los podamos compartir. Nada me gustaría más que realizar un programa tuyo, ¡te ibas a hartar de oírme por play-back!
Y si alguien se pregunta por qué me acuerdo de su cumpleaños, que sepa que han sido 15 años de pruebas de sonido:
"Ramón, hazme una pruebecita" "Hola, me llamo Ramón, yo nací el 28 de noviembre de 1961 en Bilbao, en el mismo Bilbao...."
¡FELICIDADES CASTA!

domingo, 27 de noviembre de 2011

UN AÑO SIN TI

No me puedo creer que haya pasado un año. Todavía creo que llegaré al pueblo y, como siempre, después de dejar el coche, pasaré por la Agencia y no me harás ni caso. Estará petada de gente que querrá viajar, no importa a dónde, pero contigo. Yo te insultaré y quedaremos más tarde para tomar un helado mirando al mar y poniéndonos al día.
Jamás me perdonaré haber estado viendo a Marta Sánchez en vez de haber cogido un coche para despedirme antes de que entraras en quirófano. ¡A Marta Sánchez! (¡era trabajo!). Pero quién iba a imaginarse que no saldrías renegando de las barrabasadas que te habían hecho los médicos... una vez más, como toda tu vida.
Este año ha sido largo y corto. Tu hijo está estupendo. Le vimos en verano. Es un señor, estarás bien orgullosa vigilando sus pasos. Tu madre baja cada tarde a la playa a hablar contigo, pero eso ya lo sabes. Cati ha pasado un trago bien amargo. Afortunadamente todo va bien, y hemos hablado tanto de ti... Te has perdido el terremoto, que todavía está volviendo la gente a casa... ¡qué desastre más grande!
En fin, que todos estamos bien, echándote mucho de menos, pensando en ti cada poco. Águilas no es lo mismo sin ti. Tomé algo con Antonio en Mirazul, en vuestra mesa, en la mesa a la que fuimos tantas veces el último verano, ése verano en el que me llamaste más de lo normal, como sabiendo que sería el último.
Adolfo Jesús hizo este montaje que no pudimos ver en la cena a la que no fuiste, disfrútalo y no te preocupes, todo está bien.


domingo, 20 de noviembre de 2011

DESAYUNO CON DIAMANTES









Sábado mañana. Sesión de Reiki. Decido llamar a Jai, hace mucho que no nos vemos a pesar de vivir en la misma ciudad. Es curioso el pollo que montamos cuando alguien se muda de provincia, las fiestas de despedida, las lágrimas, los dramas. Y luego tenemos miles de personas a veinte minutos de casa a las que apenas vemos. En fin, no tengo mucho tiempo porque voy a llevar a mi hija y a una amiga a comer fuera prontito, pero para un café rápido sí. Lo malo es que Jai acaba de levantarse y me pide diez minutos para ducharse. ¡Claro mujer, te espero leyendo el periódico en Wooster! (una vez me entero de donde está. He pasado mil veces por ahí, pero no conozco el nombre). Compro El País (no había visto el SModa hasta ahora) y flipo. Ya la portada me da una pista: "Especial Joyas". Pienso, en mi infinita candidez: "Será un artículo imaginativo sobre joyas y reciclaje, o cómo hacer tus propias joyas, o... vete tú a saber". Pero no, son joyas... joyas, ¡joyones!, ¡con la que está cayendo!, páginas y páginas de oro blanco y diamantes. La publicidad: perfumes, relojes, joyas... Gucci, Bvlgari, Carrera y Carrera. La serpiente en el mundo joya. Alta costura en la alfombra roja. Grandes titulares: "Las grandes joyas son para las grandes mujeres" (Emiliano Suárez). O sea, que usted y yo, señora mía, que vivimos de nuestro trabajo y no de ir teniendo hijos de señores ricos, no somos ni seremos jamás grandes mujeres.
Se me atraganta el Cola-cao, y casi ni me doy cuenta de que Jai me ha hecho esperar media hora. Así que el cafécao va a ser un visto y no visto. Empiezo a entrar en esa espiral de cabreo en la que entro yo sola a veces conmigo misma, y grito como una energúmena (pero grito como Rebeca que cuando más grita es cuando está callada, como yo). Veo una foto de Elvira Lindo entre tanta vacuidad, mostrando un minibolso-cofre, que por lo visto son lo más en estilo. ¡Elvira, tú no, por dios! (hace tiempo que escribo dios en minúsculas con toda intención). Yo adoro a Elvira Lindo. Coincidí con ella cuando era guionista de la Campos y yo su regidora y empezaba a salir con Muñoz Molina (ella, no yo), pero claro, la vida pone a cada uno en su sitio y ahí está ella, con su minicofre y su vida cosmopolita en Nueva York, y aquí estoy yo, corriendo con la lengua fuera para intentar llegar a tiempo a recoger a mi hija, que últimamente se refugia en los cuarteles de la Policía Municipal, y llegando tarde a todo. Yo, leyéndola con admiración, y ella sin acordarse de que existo.
Total, que con la que está cayendo, el suplemento del sábado por el que tanto suspiraba, es un cuadernillo de papel megasatinado (que no hay nada que me ponga más atómica para leer que el papel satinado) lleno de fotografías obscenas de lujo y fantasía.
La clientela de este periódico ha debido variar mucho, de ahí la política de recortes y la imposibilidad de distinguir quién es quién en el panorama político.
Eso sí, la nieta de Ingrid Bergman, muy mona en la portada.

jueves, 17 de noviembre de 2011

GLORIA! TOZZI VIVE!











Ha terminado el segundo asalto y vuelvo a estar muda. Después de la Gala de la ONCE, para la que no tengo nombre ni apellidos, porque hubo mucha gente por medio y no me dejaron poner rodillo, ahora hemos tenido algo mejor. Igual de intenso (Rebeca y yo llevamos instaladas tres semanas en Prado del Rey sin salir ni para hacer pis), pero mucho mejor, porque todas las quejas eran para mí. En persona no se me ha quejado nadie... bueno sí, Limones, que tenía una deuda conmigo y la ha saldado. El tío estaba jodido, porque yo cuando más miedo doy es cuando no grito, y como le había hecho un reproche bien bajito, no ha parado hasta cumplir, ¡y cómo!
No hay nada que me haga más feliz que ver currar a mi gente con una sonrisa de oreja a oreja, y así ha sido. Que el muñeco haya sido el Josep, ha ayudado bastante, porque tener un tipo amable, divertido, educado, cariñoso y que, además, se mueve por un plató como si fuera su habitat natural, te alegra bastante el día. Tío: ¡YOOOOOO SIN TIIIIIIIIIII.......!
De repente aparece el mismísimo Umberto Tozzi, que sí, que sigue vivo. Suena "Tú", y la gente se flipa con la música. Nos ponemos todos nostálgicos y ¡a bailar como las locas!
Momentazo el Gorrioncito. Llevaba yo toda la semana dando el coñazo con el Gorrioncito qué melancolía en plan lírico, y cuando viene a hacerlo Ainhoa Arteta, pero bien, Rebeca en vez de minutar se tiene que salir del estudio a descojonarse viva. Limones se enfada conmigo porque soy una blanda y me las meten dobladas. Siempre me engañan con los ensayos grabados (¡esto lo arreglas tú! ¡TÓCATE LOS PIES!). Pero luego nos reconciliamos con Diana Navarro, y ya estamos en paz. Fermín se dedica a cantar las canciones y se niega a pinchar la 8. Ricardito me mutea el micro, no sabe que yo atravieso las paredes (de ahí mi afonía de hoy). Grasiela está contentísima porque Félix le ha traído sesina y choriso del Bierso. Nos la vuelven a jugar y se llevan a los artistas a se entrevistados por las cámaras de +Gente, que es como el agujero negro de Prado donde va a parar todo lo que desaparece de los demás programas. Viendo que la cosa pinta mal y el público se puede acabar amotinando, grabamos aplausos, y vuelvo a mis raíces dirigiendo la orquesta de palmas. Cuando se nos acaban los aplausos DJ Vera anima al personal pinchando toda la música ratonera que tiene a mano, y nos reímos sin motivo alguno, porque sabemos que esto lo vamos a pagar a última hora cuando tengamos que ir con la lengua fuera.
A mitad de jornada aparece la persona que nos había dicho a mi Juan Carlos y a mí que nuestro curro había sido una mierda en la ONCE del 20,7%. Y a mí me puede decir lo que quiera, pero por mi Juan Carlos yo... MA-TO. Recogiíto le pone en su sitio, y yo me lo pierdo.
Las brujas de mis ayudantes ya me habían diseñado la agenda a primera hora de la mañana, para que yo ensayase con cámaras mientras ellas minutaban (yo creo que en realidad querían quitarme de en medio), pero la verdad es que la cosa fue mejor y pudimos verlo todo antes de hacerlo... o casi todo. Gracias niñas.
Y, a última hora, justo cuando voy a empezar con "Bailar pegados" siento en mi nuca el aliento de Felipe que me recuerda que si a la una no he empezado a grabar tiene que cortar. ¡Cagoen+Gente! Una toma. Vale. Tiene que valer. Es lo que tiene no planificar, que realizar se convierte en un acto de creación en el que confluye la sensibilidad de, al menos, 20 personas, en una coreografía perfecta en la que a cada uno le sale su paso. Luego están los GPI's... pero eso lo puede hacer un mono de la NASA.
Afortunadamente esta vez no la he cagado con Lucas, porque bastante es la deuda contraída con el Dúo Dinámico... o igual debería haber hecho como que me caía...
Queridos todos,
Mil gracias de nuevo. Esta vez habrá rodillo. Y para que vayáis calentando, aquí os dejo una bella tonadilla. ¡A bailar!
(Atención al estilismo y la coreografía... ¡Mucho mejor nosotros, por dios!)


sábado, 12 de noviembre de 2011

LA MEDIOCRIDAD








Los mediocres esperan a ver qué dicen los periódicos para decidir si les gusta o no una película. Esperan a que Rajoy lleve una corbata para atreverse a ponérsela. Un mediocre no sabe cuál es su plato favorito, depende de con quién esté comiendo. Nunca da el primer paso, siempre sigue tus huellas, se deja llevar por la estela de tu energía. Los mediocres no toman decisiones, por eso no se equivocan y llegan muy alto en sus carreras. Los mediocres dirigen el mundo, y así nos va. Ahora mismo el mundo es una enorme balsa de mentes brillantes y la superficie está taponada por un montón de plástico barato indeciso, que debido a su escasa densidad flota hasta casi levitar y decide si deja asomar la cabeza a cuantos tiene debajo.
La mediocridad me produce sarpullido. La gente mediocre valora a los demás por el puesto que ocupan. Les encanta codearse con famosos, sea cual sea su tipo de fama. Ellos confían en que el talento llegue a contagiarse. No saben que eso es imposible. El talento es un don que nada tiene que ver con la cuna, el dinero o el poder. La gente con talento no se vanagloria, porque saben que no han hecho nada para conseguirlo. Naces con talento igual que con el pelo rubio o tendencia a la alopecia.
Dentro de poco, un montón de mediocres verán cómo sus nombres impresos en papeles alargados se depositan en urnas transparentes. Un porcentaje de ellos decidirá nuestro futuro, el porcentaje menor criticará al porcentaje mayor, pero a ninguno de ellos les importamos un bledo.



Yo voto


Esto tiene que cambiar



lunes, 7 de noviembre de 2011

LA REBE




Conocí a Rebeca en un pasillo, cantando. Afortunadamente cantaba yo, porque a ella ya se lo dije un día: "Tú lo haces aposta, nadie canta así de mal!". Yo cantaba "Amooooooooooooooooor, amooooooooooooor! de Lolita. La cosa se torció, y acabé cantando "Liiiiiiiiiiiiibreeeeeeee" de Nino Bravo. Rebeca estaba doblando para que Yolanda pudiera hacer el especial conmigo, y salir así del día de la marmota de Gente. Así funcionan las cosas. Te dejan cambiar de programa como si te hicieran un favor, cuando en realidad vas a dejarte la vida, y un compañero tuyo tiene que dejarse la suya también... en fin.
Me pareció un gesto muy generoso, y, en cuanto pude, lo recompensé pidiéndole que se viniera a hacer la gala de Eurovisión, sí, la de las pelotas de John Cobra. Ella dijo sí, aunque nunca había cantado playbacks, pero todos hemos tenido una primera vez. En cuanto se incorporó, me quitó la copia de la planta del decorado que tenía se fue y me dijo: "¡Toma, te he hecho cuatro, porque como las vas a perder!", todo esto a un volumen sólo equiparable al mío. En ese momento pensé "Esta es, mi ayudante ideal". Alguien que te ficha en tres minutos y sabe de qué pie cojeas.
Con el tiempo hemos pasado de ser colegas a ser amigas. A Rebeca le confiaría a mi hija, aunque a ella no le haría ninguna gracia. En su teléfono la tiene como Tita Perra. Para mi hija, todas mis amigas son sus titas, pero las demás son mucho más complacientes y le perdonan todo. Rebeca le echa unas broncas del quince porque a veces se pone muy burra. Y, claro, a ella eso no le gusta nada, a ella le gusta que le digamos que es maravillosa y perfecta todo el rato. Pero bien que le ha encantado el armario para bisutería de la Tita Perra, ¡que está creando un monstruo!
Rebeca me ayudó a traer a un señor gordo muerto en forma de colchón de látex de 1,60, te hace un bizcocho en cuanto te das media vuelta, y prepara broches y tocados con la temática del programa que hagamos. Rebeca te hace la vida más fácil, porque cuando le pides algo, ya lo ha hecho y siempre con una sonrisa. Salvo cuando se rebota, que tiembla el mundo.
A Rebeca le llaman la pequeña Mazuecos, y no creo que sea muy bueno para ella, aunque me parece que ya venía así de fábrica, porque menuda debe ser la Rosario... pero esa es otra historia.

martes, 1 de noviembre de 2011

MIS MUERTOS










El primer síntoma de que te vas haciendo mayor es que la lista de tus muertos empieza a hacerse larga. Una vez oí a Rosa Regàs en la radio, rodeada de veinteañeros extasiados escuchándola, decir que se había dado cuenta de que tenía más amigos muertos que vivos y eso le recordaba que su viaje no tardaría en concluir. Pero lo decía con el mismo optimismo y pasión que lo dice todo, no con tristeza o añoranza, sino aceptando que es lo que pasa y no hay que montar una gran tragedia porque la muerte es parte de la vida.
El primer muerto que recuerdo en mi vida fue una compañera de clase, María Luisa Verdes (es curioso cómo recordamos los apellidos de los compañeros de colegio y olvidamos dónde hemos dejado las llaves), teníamos unos diez años y dejó de ir a clase porque tenía leucemia. Un día el profesor nos dijo que ya no volvería. Recuerdo haber llorado a pesar de que no era de mi círculo más cercano. Pero no creo que mi reflexión sobre la vida y la muerte fuera mucho más allá.
A los 18 perdí otro amigo en una tormenta en el campo. Había ido de excursión y le cayó un rayo. Iban tres, y gracias a que él perdió un zapato del impacto y el rayo tomó tierra, los otros dos salvaron la vida.
De mi familia no se ha ido mucha gente antes de tiempo, pero cada uno que se va se lleva un trocito de tí, esos momentos que no se volverán a repetir. Desde que murió mi tío Pepe no ha habido forma humana de reunir a todos los Mazuecos en verano a montar un buen jaleo con cuerva y guitarras. Mi tío Jose se fue despacito, poco a poco, antes que su madre. La última vez que estuvieron juntos él iba en silla de ruedas y como se lo habíamos ocultado a la abuela para que no lo pasara mal, le miraba como sin creérselo y le tocaba la manita como cuando era niño. La abuela se fue tranquila, yo creo que estaba cansada después de 96 años, bastantes ya sin el abuelo.
La última ha sido quizá la más dolorosa, por inesperada. El día 27 hará un año que se nos fue Marisol y todavía no acabamos de creerlo. Entró en un quirófano bromeando sobre su estilismo y ya nunca despertó.
No hace falta fijar un día para recordarles. A cada uno le echas de menos en un momento de tu vida, cuando pruebas unas rosquillas con anisitos como las de la abuela, cuando ves las fotos de familia, cuando recuerdas alguna anécdota y se la cuentas a alguien que ni siquiera les ha conocido. En ese momento, están vivos para ti.