No cabe duda, la sanidad pública va bien. Un ciudadano de 74 años va a su chequeo anual, le dan sus resultados en el instante, y, una semana después, se le opera porque se le ha visto un pequeño nódulo en el pulmón. Porque lo normal, en cualquier ambulatorio de España, es que tú pidas que te hagan un chequeo sin razón alguna más que la medicina preventiva, y el médico de familia, amablemente, te selle todos los volantes en el momento, con una sonrisa felicitándote por seguir los consejos que el Ministro de Sanidad de turno da con la boca pequeña.
Ahora os voy a contar la historia de mi padre. El día que parí a mi única hija, mi padre tuvo un ictus (que ya es casualidad, para una vez que paro, y me roba el protagonismo). Afortunadamente se dio cuenta él mismo y no fue muy grave. De esto hará 10 años en septiembre. Cinco años después, empezó a decir cosas raras (más raras de lo habitual), nos asustamos y le llevamos a urgencias. Pasamos unas 6 horas en la sala de espera sin que nadie nos dijera absolutamente nada de qué pasaba en el box. En un momento en que perdí la mirada a través del ojo de buey de la puerta, vi a mi padre salir en pijama hacia la calle pasando por delante de las narices de médicos, enfermeras y personal de seguridad. Salí disparada hacia él, y el personal se quedó como si tal cosa. Unas cuantas horas después le ingresaron. Cuando les hablábamos de su ictus, los residentes, que lo primero que aprenden en la facultad es a tratar a los enfermos y sus familiares como si fueran todos unos tarados, nos decían que no tenía nada que ver, aunque ellos tampoco sabían de qué se trataba.
Ésa misma noche un amigo de verdad, de esos que te demuestra que lo es cuando realmente le necesitas, el doctor Arbizu, un importante neurólogo, llamó a un compañero suyo para interesarse por el caso de mi padre. Casualmente ése compañero era el jefe de neurología del hospital en el que estábamos, y fue como mano de santo.
Al día siguiente todos los residentes se habían aprendido el nombre de mi padre, y nos miraban con cara de "pero, ¿quién coño serán estas?". Al final se trataba de una neumonía. La infección pasó al cerebro y gracias al montón de pruebas que le hicieron para encontrar la causa de los desvaríos, descubrieron que había tenido otros pequeños ictus de los que no nos habíamos dado cuenta.
Han pasado cinco años, y su médico de familia no considera necesario que vaya a ver al neurólogo.
Ya lo dice la Carta Magna: Somos todos iguales, sólo que unos más iguales que otros.
quizás la culpa no sea de los médicos, al menos de todos los médicos. es fácil culpar al que da la cara aunque la pregunta es ¿por qué atienden en urgencias los residentes? ¿dónde estaba el jefe de urgencias? ¿con George Clooney? lo que nadie discute es que el Rey es el rey y nosotros los españoles.
ResponderEliminarLa culpa es de TODOS que permitimos que nos traten (muchas veces mejor dicho -ignoren-) como ovejas en el corral. Al que dá la cara sin mirarte a la tuya cuando esperas horas a que alguien te informe de ago?????? ja! Lo que si discuto es con quien me trata como a ganado y seguiré haciendolo porque al menos yo tengo VOZ para pedir lo qu haga falta por un ser querido en una situacion semejante.
ResponderEliminarYo como soy republicano,simplemente le dejaria morir...pero al dia siguiente tendriamos otro rey.
ResponderEliminarAh,de la medicina de nuestra comunidad ,que hable Esperanza Aguirre,que tambien es republicana...pero de los republicanos esos de EEUU.
Efectivamente: como veo retratada tu experiencia en mi querida y amada madre. Pasó con unas molestias grandísimas, anemia, etc..., durante meses para acabar muriendo de una metástasis agresiva y terminal que los médicos no detectaron. Tiempo, meses de idas y vueltas a otro pueblo para recibir las consultas médicas, para contínuamente decirla que no saben qué pasa y cada vez con pruebas más peregrinas,...
ResponderEliminarSi hubiera sido "la hija de", "la prima de", probablemente todavía, podríamos disfrutar de su presencia y de su amor. Que suerte el tener un sistema de atención médica tan igualitario y solidario...