A MAL TIEMPO BUENA CARA

Diréis que estoy perdida. Lo sé. Pero mi vida es un desastre, y si tardo más en contar lo del sábado se me va a olvidar.

La tita Perra (Rebeca, apodo gentileza de Katia) ha decidido que cada vez que el tito Gótico (su santo, David) se vaya de festivales va a llenar la casa de mujeres que se lo pasen que te mueres. Así que, como el finde pasado fue el SOS, habíamos quedado para hacer una gran barbacoa dietética (chuletas, chicharrones, butifarra, almendrados...), pero, a primera hora de la mañana, empezó a caer la mundial y siguió así hasta mediodía. Yo esperaba a ver si escampaba, pero como no tenía ninguna pinta salimos rumbo a Chinchón, en nuestra línea, con maleta, bolso de mano, bolso de aseo, chaqueta por si las moscas...... Cuando tita Perra nos vio aparecer creía que íbamos a quedarnos para siempre y casi le da un síncope.

En realidad íbamos a pasar la noche, y la pasamos, ¡vaya si la pasamos!. Llevamos pelis y juegos de la wii y estuvimos dándolo todo con el Just Dance 2, intentando desintegrar el exceso de grasa de nuestros cuerpos, y no sé si fue el movimiento o que estoy demasiado purificada para comer tanta porquería, pero eché hasta la primera papilla.

Little Mary se fue por la tarde, porque, señoras y señores, teníamos también un bebé, para que digan que no se lo puede pasar una bien con un bebé. El secreto es irle pasando de mano en mano como la falsa moneda (intentando que no se te caiga al suelo... ¿verdad tita Perra?). Así consigues varias cosas: no te cansas porque compartes el peso, la madre descansa un poco porque el niño diversifica su objeto de atención, si tienes otro niño un poco mayor (teníamos de todo) también se lo pasa pipa... y el viaje de vuelta lo hace dormido como un leño.

La pena fue que se perdió el desayuno en el porche en una soleada mañana de domingo, como reinas.

Bueno, como que mi hija dice que nuestra casa es una mierda y cabe en el jardín de tita Perra. ¡Cría cuervos...!