Algunos os quejáis abiertamente y otros a escondidas de que ha bajado mi productividad. Es cierto, no os lo voy a negar, es evidente. Yo no soy de los que dicen "la cosa va mejorando" aunque aumente el paro. Pero es que me hallo en un momento como de La 2, entre soso, cansino y de archivo. No le veo la chispa a nada, mis neuronas se están secando y la dieta es lentísima (claro que me la salto a ratos, pero cada día entiendo más a mi madre). Fijaos cómo será la cosa que sólo le quedan a mi hija 3 semanas para irse de vacaciones, y todavía no me he puesto a tirar confeti... ¡con lo que yo he sido!
En fin, que estoy bastante mohína, aunque no tenga razones objetivas para estarlo. Tengo trabajo, eso es un lujo y no tengo derecho a quejarme, pero es la primera vez en mi vida que no me apetece en absoluto ir a trabajar. Tengo salud, si quitamos el sobrepeso y la hipertensión provocada por el sobrepeso (solucionable). De amor, salvo el materno-filial y el amor de los amigos, no voy bien, pero ya os he comentado varias veces que el mercado de segunda mano está imposible, y además, ¡qué cojones!, que con los años te vas haciendo rara y no te emocionas con cualquier cosa.
Así que a estas alturas ya habréis deducido que la cosa parece ir para largo, pero como soy entre ciclotímica y bipolar, lo mismo mañana amanezco superchispeante por las mismas razones por las que hoy estoy megalow... ninguna.
Os quiero, prometo esforzarme para volver a mi ser... ¡si descubro exactamente cuál es!
A veces es inevitable tener días así. ¡Pero te necesitamos siendo siempre tú!
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