Mis fans me acribillan a mensajes, pero me gustaría verles intentar escribir en el camarote de los Hermanos Marx. A la casa de verano le explotan los habitantes igual que le explotan las pertenencias a Laura en el salón de Xabi. Cuando desembarcamos todos en la playa, el edificio se estremece, y mi cuñado alemán más. Tenemos horarios incompatibles, hambres distintas, paladares opuestos.
Mi hermana se levanta con el alba y se recorre 4 km a las 7 de la mañana (que hay que echarle güevos con g) entre riscos con culebras (literal), llega a una playa maravillosa, se da un baño y se vuelve. Cuando llega a casa a eso de las 9 y media, los demás estamos durmiendo... la mayoría. Miss Águilas (mi sobrina) llega la última, muy tarde... o muy temprano, según se mire, y por tanto, intenta levantarse bien tarde, pero rara vez lo consigue porque entre arrastrar pies, golpear vajillas, toser y poner el microondas, no hay quien duerma después de las 10... bueno Little Miss Sunshine (mi hija), que con su antifaz de ojos abiertos es capaz de dormir hasta bien pasadas las 11. Luego llega el capítulo desayunos: mi madre zumo natural de naranja (dale al exprimidor) y leche enriquecida en calcio, yo soja, mi padre descafeinado con agua, los niños odian la leche, Miss Águilas odia la Nutella, no obstante, la toma, mi hermana, la vigoréxica, batido de proteínas que huele a niño muerto con frutos del bosque... y nadie sabe lo que desayuna el alemán, porque lo hace todo en privado, sin ruido y no nos enteramos.
Si pasamos al capítulo siesta, el estrés se dispara. El que quiere dormir tiene que bajarse a la playa, pero ¡ojo!, como te retrases empiezan a llegar las moscas cojoneras del mediodía: "¡Nenico, es que no te vá a poné crema!", "¡Mamá, dile al Diego que no me capuce!"...
En fin que vosotros me diréis si en estas condiciones se puede centrar una lo más mínimo. Como dice mi santa madre, ¡cómo no va a estar una gorda!
(Durante la redacción de este minipost mi hija me ha interrumpido tres veces y mi hermana una).
¡Venga Ana! No os quejéis que además de las inolvidables anécdotas que te dejará la experiencia de vida en un piso patera, todavía te ha dado tema para una entrada. ¡Felices vacaciones!
ResponderEliminarMuchas gracias Freddi. Todavía no has leído el capítulo del hospital de campaña... a ver si encuentro un momento de paz para contarlo.
ResponderEliminarMaravillosa siempre. Estés donde estés, bajo cualquier circunstancia, la forma que tienes de retratar la vida es única y brillante!!!!
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