- ¿Conoces al menos tres de estas dietas?: Montignac, disociada, disociada pura, sirope de arce, la de la alcachofa, la de la piña, la de la zona... (he hecho muchas más)
- ¿Tienes en tu armario ropa de al menos tres tallas, con la esperanza de recuperarla?
- ¿Eres capaz de estar tomando una comida opípara, mientras comentas otra comilona anterior y te relames de ambas?
- ¿Comes lo que te ponen por delante, tengas hambre o no, porque es una pena tirar comida?
- ¿Cuando estás de bajón, comes para superarlo?
- ¿Cuando estás contenta, comes para celebrarlo?
Si has contestado sí a la mayoría de las preguntas, no lo dudes eres gorda de cabeza, y eso es muy difícil de superar, porque comer es la segunda actividad más satisfactoria del mundo.
En fin, que habrá que ponerse a dieta y hacer un poco de ejercicio, sobre todo para tener tema de conversación. Pero en cuanto las veinteañeras empiecen a salir en pelotas a la calle, ya no sentiremos la presión porque las gordas somos invisibles.
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