sábado, 12 de noviembre de 2011

LA MEDIOCRIDAD








Los mediocres esperan a ver qué dicen los periódicos para decidir si les gusta o no una película. Esperan a que Rajoy lleve una corbata para atreverse a ponérsela. Un mediocre no sabe cuál es su plato favorito, depende de con quién esté comiendo. Nunca da el primer paso, siempre sigue tus huellas, se deja llevar por la estela de tu energía. Los mediocres no toman decisiones, por eso no se equivocan y llegan muy alto en sus carreras. Los mediocres dirigen el mundo, y así nos va. Ahora mismo el mundo es una enorme balsa de mentes brillantes y la superficie está taponada por un montón de plástico barato indeciso, que debido a su escasa densidad flota hasta casi levitar y decide si deja asomar la cabeza a cuantos tiene debajo.
La mediocridad me produce sarpullido. La gente mediocre valora a los demás por el puesto que ocupan. Les encanta codearse con famosos, sea cual sea su tipo de fama. Ellos confían en que el talento llegue a contagiarse. No saben que eso es imposible. El talento es un don que nada tiene que ver con la cuna, el dinero o el poder. La gente con talento no se vanagloria, porque saben que no han hecho nada para conseguirlo. Naces con talento igual que con el pelo rubio o tendencia a la alopecia.
Dentro de poco, un montón de mediocres verán cómo sus nombres impresos en papeles alargados se depositan en urnas transparentes. Un porcentaje de ellos decidirá nuestro futuro, el porcentaje menor criticará al porcentaje mayor, pero a ninguno de ellos les importamos un bledo.



Yo voto


Esto tiene que cambiar



2 comentarios:

  1. qué bueno!!! Enhorabuena!!! En mi blog escribí una entrada que hablaba de lo mismo, pero el tuyo es breve, conciso y rotundo! Mancantao!!!!

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  2. Lo bueno si breve dos veces bueno ...gracias ANA por regalarnos esta lectura, besos!

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