domingo, 18 de julio de 2010

VILLA PARAÍSO





Hace una semana estuve en un sitio impresionante. Bueno sólo hace falta ver la foto. Es el refugio en el que Abel se esconde para escribir. Dice que sólo se concentra allí, pero el día que yo estuve no hizo ni huevo, supongo que fue para comportarse como un perfecto anfitrión.
Me he acordado justo ahora, porque hoy hace un calor en Madrid que no hay quien se mueva. Llevo todo el día pegada al ventilador semi-inconsciente, y de repente me he dado un paseo por Facebook y he visto la nueva foto de Abel en su último día. Espero que haya acabado su libro, entre martirio y martirio a las pobres perritas (shhh! ellas no saben que son perritas, las chiguaguas creen que son popstars y los otros sus guardaespaldas).
La maravillosa casa de los hermanos Robledo está junto a un pantano, y han hecho la piscina de mis sueños: entras por una pequeña playa de escalones y se pierde en el horizonte con el agua y las montañas, de forma que cuando nadas parece que te vas a precipitar en el vacío. El jardín es una maravilla y aunque sepas que hace un calor de muerte porque oyes gritar a las chicharras como descosidas, sopla un agradable viento todo el rato. Y si con eso no tienes suficiente, remojón.
Pasamos un día estupendo disfrutando del dolce far niente. Abel y Alberto discutían constantemente sobre cine... y sobre todo. Mientras, Pablo, como si no pasase nada, me tranquilizaba: "Esto es siempre así". Luisito entraba y salía del agua y las perritas sesteaban a la sombra, hasta que Abel las obligaba a meterse en el agua y mejorar su estilo, ¡angelitos, qué paciencia!
Así que ahora que he descubierto su escondite secreto, no están a salvo de mí. Aunque supongo que ellos estarán bien tranquilos porque saben que yo nunca llego a la primera a ningún sitio.

3 comentarios:

  1. ¡Qué maravilla! No caben más palabras.
    Excepto una cosa: Pablo tiene razón, entre esos dos siempre es así... No hay como quererse entre gritos, por algo Catalina y Petruccio acabaron como acabaron, juntos y felices. Aunque vuele algún plato por medio.

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  2. Yo no he visto volar ningún plato. Me encantan sus discusiones. Abel es Pacontrario, ¿de qué se habla que me opongo? Y Alberto es... un amooooooor!!!!

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  3. ¡Jajaja! Usé una imagen literaria. Y es exactamente como lo describes. Abel discute por el mero placer de hacerlo y se posiciona siempre del "otro lado", como bien dices. Y Albertín es tal cual, para comérselo. ¿Cómo es posible que alguien sea tan guapo y tan buena persona a la vez?

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