jueves, 24 de junio de 2010

¡DEMONIOS, QUÉ RAYOS!








Las tormentas me dan miedo. Ya le daban miedo a mi madre, que, según cuenta, se metía en la cama con todo cerrado y se ponía a rezar el rosario. Claro que mi abuela rezaba el rosario para todo, la pobre. Sobre todo "para que viéramos la luz", como decía ella. Porque nuestra afición favorita siempre ha sido meternos con el Papa delante de mi abuela, que era la persona más piadosa que he conocido. Pero ella realmente se creía las cosas de verdad y era buena, buenísima, rayando en lo tonta. Un tío mío, un poco quemasangres, le regaló una vez un cuadro inverosímil, que era como una foto del Papa Wojtyla en relieve. Le pintamos un bigote y ella casi se muere del susto. Lo borró, con un borrador de esos de MILAN de los de toda la vida, pero con el bigote desapareció un trozo de la cara de Papa, y parecía que se acababa de beber un vaso de leche. Por eso, también rezó unos cuantos rosarios.
Mi abuela era un personaje. Cuando salió lo de las vacas locas, que ya tenía ochenta y tantos, aunque vivía sola todavía, mi madre y mi tía le hacían la compra. Un día le dijo a mi tía: "No me compres carne de ternera, que he oído en la radio que hay una enfermedad que te da de comer ésa carne y te sale a los veinte años". Y mi tía, muy diplomática, le contesta: "¿Tú, qué piensas, enterrarnos a todos?"
No sé por qué empiezo asustada por una tormenta de verano y acabo pensando en mi abuela. Las tormentas me recuerdan mi niñez, cuando era muy pequeña, iba a visitarla y metía mis piernecitas en las faldas de la mesa camilla, pegaditas al brasero. Y merendábamos Cola-Cao con unas maravillosas rosquillitas de anís que hacía ella misma, y mientras, me dejaba monear con la masa y hacer formas raras. Mi abuela murió hace unos tres años, a punto de cumplir 96, y tenía una piel, que ya la quisiera yo para mí. Espero que haya visto a Dios, porque si no la pobre se habrá llevado un chasco de cojones.
Lo siento, abuela, sigo hablando como un camionero.

5 comentarios:

  1. Hablarás como un camionero, reina, pero tu texto es sensible, bonito y poético. Gracias, Mazuecos!

    Besos!


    Dani

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  2. Yo debo ser de las pocas personas que le gustan las tormentas, aunque cuando sientes que un relámpago cae cerca la verdad es que es escalofriante.

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  3. A mí me encantan las tormentas, de hecho ayer volí andando a casa sin paraguas bajo los rayos!!

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  4. El camionista que tiene miedo a los relampagos.....seguramente tu abuela sigue rezando poe ti por si a caso te llegue un poco de buena luz REN SN

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