miércoles, 2 de junio de 2010

ODIO MIS TOBILLOS

















No sólo porque sean gordos, que lo son, sino porque son gordos inútilmente. Vamos a ver, ¿quién necesita unos tobillos gordos? ¿Una deportista de élite? Podría ser. Para que le impulsen grácilmente al más allá. Pues a mí, mis tobillos gordos me anclan al suelo y cada dos por tres me rebozan por él. No llevo la cuenta de los esguinces que me he hecho en mi vida, pero de 20 no bajan. Y siempre lo mismo: reposo, ponte frío, un antiinflamatorio cada 8 horas, el pie en alto y... (no olvidemos lo fundamental) deberías perder peso! ¡Ya lo sé, cojones! Pero aunque pesara 25 kilos, seguiría cayéndome y haciéndome esguinces sin parar, porque el equilibrio es una de las cosas con las que la naturaleza no me ha dotado. ¿Otras? la paciencia, la moderación, el sentido de la orientación, la condescendencia... Y no sigo porque me deprimo. Quizá debería intentar una lista de virtudes, pero I'm not in the mood! Estoy cabreada, inquieta, atada a una bolsa de gel azul. No tengo tele en la habitación, porque no quiero quedarme toda la noche en vela viendo series (esto tiene que ver con la falta de moderación que comentaba), y ahora me veo atrapada por mi propio talibanismo, tirada como una perra, con mi hija pasando de mí viendo la tele y obligándome a gritar cada vez que quiero algo.
Me siento como la madre de Baby Jane.

1 comentario:

  1. cuando yo era joven y me hice esguinces no existia o mi madre no conocía el gel azul..y se empeñaba en ponerme una salmuera...una venda empapada en vinagre y sal...helada!!!!era asqueroso!!!
    por cierto creo que la virtud de la paciencia y la moderación estan sobrevalorados!!!al final crean ulceras...lo de la orientación tiene su punto, preguntas, alguien te guia....
    o sea que te queda lo del equilibrio...joder un fallo lo tiene cualuiera

    cris

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